martes, 15 de agosto de 2017

¿Cuál fue la última foto que te dejó completamente hechizado? ¿La recuerdas? Apuesto que aquella era una foto llena de vida, transmitía cosas. No era una simple composición de colores y formas. Había algo en esa foto. Si la tienes a mano, vuélvela a mirar por favor.
Toda gran fotografía es una fotografía narrativa. Las fotos chulas, impresionantes, que te quitan el habla y te dejan fascinado, todas te cuentan algo. Todas guardan una historia en su interior.
En el artículo de hoy te voy a introducir al apasionante y adictivo mundo de contar historias a través de una fotografía. Te explicaré los elementos que necesitas incluir en tu trabajo fotográfico para que éste “cuente” realmente algo, y te desvelaré algunos métodos para llevar al espectador y conducirlo a través del argumento de tu historia con total comodidad. A lo largo del texto también te mostraré algunos ejemplos prácticos donde podrás ver cada uno de los aspectos que vamos comentando.
Ponte cómodo y prepárate porque al final del artículo te voy a pedir que practiques lo aprendido en este artículo.
Vamos al grano.
Fotografía Narrativa
Fotografía Narrativa

La parte más fascinante de la fotografía son las pequeñas historias que cuenta

A diferencia de una película, que dura su hora y media o dos, una obra de teatro, o una novela que tardas un día o una semana en leer, una foto es un disparo momentáneo. Con una foto captas aquello que está sucediendo en una milésima de segundo, una “foto fija” y nunca mejor dicho. Esto hace que contar historias parezca, de entrada, una tarea nada fácil. ¿Cómo vas a contar toda una historia en una foto fija, inanimada, que no se mueve? Si ni siquiera es una serie de fotografías, ni una secuencia por lo menos.
Precisamente, lo que convierte la fotografía en algo fascinante es la sutileza con que nos atrapa y nos sumerge en la emoción y en la historia que nos intenta transmitir. Una película puede necesitar 90 minutos, o 15 minutos aunque sea (si es cortometraje) para llevarte a un punto emocional. Una foto viene a ser un concentradísimo chute emocional, una microhistoria contada, de principio a fin, con todo lujo de detalle, en lo que tarda uno en pestañear.
A continuación te explico algunos elementos que necesitas incluir en tu fotografía para asegurarte de que ésta transmita una historia. Toma buena nota.

Elementos imprescindibles en una fotografía narrativa

Para que tu foto cuente una historia, no necesitas incluir forzosamente todos estos puntos, pero son elementos “ambientadores” que, cuantos más sean, más fácil le resultará al espectador percibir la historia que le cuentas.
  • Un contexto físico: Una localización, el lugar donde sucede la foto, donde ocurre la pequeña historia que estamos contando. Puede ser una ciudad, una calle, el salón de una casa, o el interior del pétalo de una flor si lo que cuentas es la historia de una mariquita. Tiene que ser relativamente fácil deducir de tu foto la naturaleza del lugar en el que ha sido tomada. No que se sepa la ciudad en concreto, ni el nombre de la calle ni nada de eso. Simplemente que se entienda que es una foto tomada en una calle, en la playa, al lado de un arbol o en el interior de una cafetería. Esto es una referencia física que indudablemente ayudará al espectador a recrear la historia.
  • Un contexto temporal: ¿Puedes, de manera visual, transmitir una referencia del momento en el que se tomó la fotografía? Las fotografías que expresan un momento del día como el amanecer, atardecer, o que llevan algún tipo de referencia horaria, año, etc., suelen transmitir mayor carga narrativa que una foto en la que, por mucho que mires, no encuentras ninguna indicación temporal. Asegúrate de incluir siempre una referencia temporal en tu foto.
    Cuidado: si bien tienes que indicar el momento en que se desarrolla la foto, tú eliges si lo quieres indicar de manera explícita o implícita. Que no sea demasiado implícita porque no todo el mundo lo va a “sentir”, pero por ejemplo un chico repartiendo periódicos en bici es una clara indicación temporal de la mañana. Las sombras alargadas en el suelo indicarían también momentos como la mañana o la tarde. Un suelo mojado es una magnífica indicación temporal: un día lluvioso.
    Complicidad, a las 7 de la mañana
    Complicidad, a las 7 de la mañana
  • Un contexto emocional: En tu foto, asegúrate de tener bien definida una emoción predominante. Puede haber varias emociones en una misma foto, pero una tiene que dominar y quedarse plasmada en la retina del espectador.
    La dirección visual que hayas escogido para tu foto tiene que acompañar esta emoción dominante. Sería difícil reflejar sentimientos como el miedo o la soledad con una foto de colores cálidos y vívidos, de la misma manera que una foto de color predominante gris, con una composición llena de espacios negativos, es difícil que cuente historias de alegría (imposible en fotografía no hay nada, digo difícil).
  • Un elemento protagonisa: Y digo “elemento” porque puede ser persona, puede ser objeto, paisaje, animal, cualquier cosa es susceptible de convertirse en un buen protagonista de una foto, pero define contigo mismo un protagonista. Di “la persona o cosa protagonista de mi foto es ésta, o aquella”. No lo dejes al azar, no dispares por disparar, a ver qué sale.
    Pequeño truco: los humanos, por naturaleza, somos más empáticos con otros humanos que con un objeto. En consecuencia, te resultará mucho más fácil contar historias protagonizadas por una persona que por una pelota de beisbol. No quiere decir esto que no se pueda contar una historia mediante una foto sin que aparezcan personas. Para nada. Pero a los humanos, las historias que nos cautivan y nos embargan emocionalmente son aquellas en las que vemos, sentimos o notamos a otras personas. Me da igual que no salgan personas en la foto, el elemento protagonista puede ser un simple zapato, pero un zapato que contará la historia de una persona. La presencia de personas, directa o indirectamente, es clave en una historia. La persona no tiene que aparecer necesariamente en la foto, pero sí deducirse en el contexto de la historia.
    Lo mismo vale para cualquier otro tipo de seres vivos animados. Las mascotas son un excelente personaje para construir una historia.
    Cuando observas la foto de esta bici solitaria, te es difícil evitar pensar automáticamente en su dueño.
    El ausente dueño de la bici
    El ausente dueño de la bici

Cómo unirlo todo: el guión

Como decía antes, a diferencia de una película o novela, donde hay un guión que avanza cronológicamente, y que el lector o espectador consume poco a poco, una foto es una microhistoria contada en una fracción de segundo. No por eso no va a tener guión. Las fotos tienen su propio guión también. Un guión que el espectador consume en una fracción de segundo también.
¿Cómo?
En una foto pones todos los elementos de la historia a disposición del espectador, pero mantienes todo el control sobre por dónde se tiene que empezar la lectura de la fotografía y dónde tiene que terminar. Dispones de infinidad de recursos y técnicas que te permiten guiar al espectador dentro del encuadre y transportarle de un elemento a otro, centrando su atención en un elemento de mayor protagonismo, o dejando que se percate de un detalle de fondo sólo pasados unos segundos. Aquí tienes sólo algunos ejemplos de recursos que puedes usar para trazar el recorrido que el espectador, inconscientemente, seguirá cuando vea tu foto:
  1. La luz: Las zonas más iluminadas dentro del encuadre serán donde aterrice la mirada del espectador primero, para después ir a explorar las zonas de menos luz.
  2. Curvas, líneas y puntos de fuga: Dentro de una composición, los puntos de fuga y los elementos lineales son una perfecta manera de conducir al espectador en la “lectura” de la fotografía.
  3. Profundidad de campo: Los enfoques y desenfoques son otro recurso que facilita el conducir la mirada y la atención de quien contempla la foto. Por sabiduría de la naturaleza nuestro cerebro dirige nuestra mirada primero hacia la zona más enfocada, para después recorrer las otras zonas de menos enfoque.
  4. La mirada: Si quieres dirigir la atención en una dirección determinada, haz que el sujeto mire para allá. Por naturaleza, somos curiosos. Al mirar una fotografía lo normal es que dirijamos nuestra mirada hacia aquello que el sujeto parezca mirar. En cuanto al orden, primero miramos los ojos del sujeto, y ya en segundo lugar buscamos aquello que está mirando.
    Un grupo de 4 sujetos, 3 de ellos mirando al cuarto: automáticamente centramos nuestra atención en el cuarto personaje. Damos por hecho que es el sujeto protagonista.
  5. Dirección natural: A menos que el fotógrafo aporte elementos que modifiquen la trayectoria de la mirada del espectador (como los puntos anteriores), lo natural es que recorramos una fotografía de abajo hacia arriba, y de izquierda a derecha. Tenlo en cuenta a la hora de montar tu composición.

La prueba del algodón: el título

Acabas de tomar una foto. Has plasmado en ella una magnífica historia, según tú. Pero no estás seguro de si los demás serán capaces de encontrarla.
Un pequeño truco que puedes utilizar para cerciorarte de tener un buen contenido narrativo en tu foto es asignándole un título. Parece una tontería, pero si eres capaz de verbalizar, mediante palabras, la pequeña historia de tu foto, entonces habrás dado en el clavo.
Ojo, el título no puede ser una simple descripción visual de la foto. “Niño sentado en una silla, con una piruleta en la mano derecha” no nos vale como título. Buscamos un título que toque la emoción como lo haría la propia foto. Si nos resulta imposible dar con un título mínimamente profundo, si todos los títulos que se nos ocurren son meras descripciones de lo que vemos en la foto, hay una alta probabilidad de que la foto no contenga nada profundo.

Ejemplos prácticos de una buena fotografía narrativa

No hay nada mejor que unos cuantos ejemplos para ilustrarte lo que es una buena fotografía narrativa.

Tu turno

No te hace mejor fotógrafo la cantidad de palabras que lees 😉 sino las fotos que tomas. Quiero que practiques la fotografía narrativa en tus próximas fotos. Disparar con una pequeña historia en mente te abrirá nuevas posibilidades fotográficas. En cuanto consigas tu primera foto narrativa de verdad, te darás cuenta de que tus otras fotos, faltas de historia o de emoción, en el fondo carecían de alma.
Incluir una historia, mensaje, idea o emoción te hará grande.
Si has disfrutado con esta lectura, exprésalo por favor 😉

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sábado, 12 de agosto de 2017



Alfredo Serrano Mancilla


Temer sigue siendo presidente de Brasil sin un voto en las urnas. Macri, el de los Panama papers, tiene a Milagro Salas en una cárcel argentina como presa política. Santos está involucrado en el escándalo de Odebrecht, porque habría recibido un millón de dólares para su campaña presidencial en Colombia en 2014. En lo que va de la gestión de Peña Nieto han sido asesinados 36 periodistas en México por realizar su labor informativa. El año pasado Kuczynski gobernó Perú con 112 decretos, evitando así tener que transitar por el Poder Legislativo.

Sin embargo, nada de esto importa. El único país que llama la atención es Venezuela. Los trapos sucios que empañan las democracias de Brasil, Argentina, Colombia, México y Perú quedan absueltos por eso que llaman comunidad internacional. El eje conservador está exento de tener que dar explicaciones ante la falta de elecciones, la persecución política, los escándalos de corrupción, la falta de libertad de prensa o la violación de la separación de poderes. Pueden hacer lo que quieran, porque nada será retransmitido a la luz pública. Todo queda absolutamente sepultado por los grandes medios y por muchos organismos internacionales autoproclamados como guardianes de lo ajeno. Y además, sin necesidad de estar sometidos a ninguna presión financiera internacional; más bien, todo lo contrario.

En estos países la democracia tiene demasiadas grietas para estar dando lecciones afuera. Una concepción de baja intensidad democrática les permite normalizar todas sus fallas, sin necesidad de dar muchas explicaciones. Y en la mayoría de las ocasiones esto viene acompañado por el aval y propaganda de determinados indicadores enigmáticos que no sabemos ni cómo se obtienen. Uno de los mejores ejemplos es el calculado por la prestigiosa Unidad de Inteligencia de The Economist, que obtiene su índice de democracia con base en respuestas correspondientes a las evaluaciones de expertos, sin que el propio informe brinde detalles ni precisiones acerca de ellos. Así la democracia se circunscribe a una caja negra en la que gana quien tenga más poder mediático.

Pero aún hay más: este bloque conservador tampoco está para presumir de democracia en el ámbito económico. No puede haber democracia real en países que excluyen a tanta gente de la satisfacción de los derechos sociales básicos para gozar de una vida digna. Más de 8 millones de pobres en Colombia; más de 6.5 millones en Perú; más de 55 millones en México; más de 1.5 millones de nuevos pobres en la era Macri, y unos 3.5 millones de nuevos pobres en esta gestión Temer. Lo curioso del caso es que estos ajustes en contra de la ciudadanía tampoco les sirven para presentar modelos económicos eficaces. Todas estas economías están estancadas y sin atisbos de recuperación.

Esta América Latina invisibilizada no nos debe servir de excusa para no ocuparnos de los desafíos al interior de los procesos de cambio. No obstante, en esta época de gran pulso geopolítico debemos hacer que lo invisible no sea sinónimo de lo inexistente. Esa otra América Latina fallida debe ser descubierta y problematizada.

No dejemos que nos impongan la agenda.









Raúl Romero

La edición americana del diario El País dedica nuevamente su primera plana a la Crisis en Venezuela. La fotografía principal es muy llamativa: en lo que pareciera ser un salón de clases, cinco jóvenes –todos hombres–, permanecen sentados sobre sus pupitres. Sus rostros están cubiertos con máscaras antigás y otros objetos. Uno de ellos destaca sobre los demás. Lleva puestos unos tenis color azul de la marca Adidas y en su sudadera, también azul, sobresale en color naranja el símbolo de Nike. Su boca está protegida por un respirador antigás y el resto de su cabeza se encuentra cubierta con una máscara del personaje emblema de The Walt Disney Company, Mickey Mouse. Dos muletas y una pierna vendada terminan por destacar la heroicidad del personaje. La imagen bien podría inspirar a Naomi Klein para hacer un agregado a su célebre libro No logo: el poder de las marcas.

El pie de foto señala que los jóvenes son integrantes de La Resistencia, un grupo de estudiantes universitarios que protesta contra el gobierno de Nicolás Maduro. El reportaje que le acompaña, La rebelión de los encapuchados, se esfuerza en presentarlos como héroes que enfrentan sin armas letales al gobierno. Lo que el reportaje no dice, es que son grupos como éste los responsables de prender fuego a 19 personas por considerarlas chavistas. Nada nuevo en la línea editorial de dicho diario, referente y espacio de opinión predilecto de las derechas de Latinoamérica.

Tampoco es nuevo que se quiera presentar a jóvenes y estudiantes como el rostro fresco de la oposición en Venezuela. El fenómeno responde a una estrategia de largo plazo lanzada desde los primeros años de la Revolución Bolivariana. Veamos.

Luego de que la resistencia popular de aquel país lograra echar atrás el golpe de estado de 2002, restableciendo a su legítimo gobierno encabezado por el comandante Hugo Chávez, los organismos estadunidenses que impulsaron el golpe tuvieron que hacer ajustes en su estrategia. Fue así como la Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos, la Fundación Nacional para la Democracia, el Instituto Republicano Internacional, y la Agencia Central de Inteligencia se dieron a la tarea de invertir millones de dólares para crear y financiar organizaciones de la sociedad civil que reclutaran nuevos cuadros. El sector juvenil y estudiantil tuvo prioridad.

Eva Golinger, una de las especialistas más documentadas sobre las políticas injerencistas de EU contra Venezuela, escribió que el Instituto Albert Einstein había entrenado a estudiantes y jóvenes venezolanos, así como a otros miembros de la oposición, para que, usando el discurso de la no violencia, los derechos humanos y la libertad de prensa; desarrollaran habilidades para restaurar la democracia en Venezuela. Dicho instituto reconoció estos hechos en su reporte de actividades 2000-2004.

Tanto el instituto como su gurú Gene Sharp y uno de sus principales operadores, el coronel retirado Robert Helvey, han estado varias veces bajo el escrutinio de periodistas y analistas políticos. Se les acusa de apoyar luchas que favorecen a los intereses de los gobiernos de EU. También se les ubica como los principales referentes teóricos y prácticos de las revoluciones de colores o golpes suaves. Públicamente Sharp ha negado que él o su instituto reciban financiamiento de gobiernos, pero guardan silencio cuando se les asocia con financiadoras y organizaciones que median entre el gobierno de EU y el instituto. Además, Sharp y su instituto también ocupan a sus antiguos alumnos destacados para recibir financiamientos y entrenar nuevos cuadros. Así lo admitió Srda Popovic, alumno de Sharp y fundador del movimiento serbio Otpor, artífice del derrocamiento del presidente de la entonces República Federal Yugoslava. Popovic también ha aceptado más de una vez trabajar con la oposición en Venezuela.

Por su parte, Roberto Alonso, otro militante antichavista y fundador –desde Miami– del Movimiento de Resistencia Nacional de Venezuela, ha dicho que su corriente se inspira en las doctrinas de Sharp, al tiempo que se adjudica la creación de las guarimbas, expresiones organizativas que entre 2013 y 2014 provocaron la muerte de cientos de personas, esto según denuncias del Comité de Víctimas de las Guarimbas y el Golpe Continuado.

Algunos de los cuadros reclutados y entrenados por el instituto de Sharp fueron, en 2007, los principales líderes del movimiento estudiantil Manos Blancas, el cual fue ampliamente cubierto por medios internacionales de comunicación abiertamente antichavistas. Tres de los principales líderes de aquel movimiento hoy son activos militantes de la oposición: Yon Goicoechea, ganador del premio Milton Friedman para el Avance de la Libertad, Freddy Guevara y Stalin González, ambos diputados en representación de la Mesa de Unidad Democrática.

Basta con echar un ojo a la historia de América Latina y a la historia reciente de Venezuela para saber quién aviva el conflicto hoy y está detrás de grupos como La Resistencia. Si quedaran dudas, siempre será bueno releer los libros y cronologías del gran Gregorio Selser para entender que las intervenciones de EU en América Latina son una constante.

El gobierno de Nicolás Maduro enfrenta graves complicaciones, pero hay que preguntarnos qué proceso que se proponga cambios radicales está exento de contradicciones. Además, hay que aceptar que si el gobierno de Maduro se sostiene es porque hay millones de personas organizadas en colectivos, comunas, sindicatos, etcétera, que le mantienen ahí. Son ellos y ellas las que desde el inicio han defendido su proceso en las calles, los que están dispuestos a defender las escuelas, las casas-habitación, los hospitales y muchos otros logros de su revolución. Hay que mirar abajo, al pueblo combativo que apostó por la paz por medio de la Constituyente, ese pueblo que reclama la profundización de la revolución. Sin duda este es el mejor momento para seguir avanzando hacia el gran sueño de Chávez: la construcción de un Estado Comunal.






miércoles, 9 de agosto de 2017

En el vídeo se nombran las fechas de las intervenciones militares que ha hecho Estados Unidos en los países del mundo. Faltan nombrar las bases militares que están en otros países que han sido acordadas con los gobiernos locales. La lista está basada en el informe RL30172 del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos sobre Relaciones Internacionales. Instances of Use of United States Armed Forces Abroad, 1798 - 2004. Cabe resaltar que hay países donde estados unidos ha hecho más de una intervención, pero por razones de tiempo solo se nombra la primera ( es el caso de México 1846 .1914 y 1917).



martes, 8 de agosto de 2017



Luis Hernández Navarro

Se acusa a Venezuela de no ser una democracia. Se dice que su presidente desde 2013, Nicolás Maduro, es un dictador. De su antecesor, Hugo Chávez, se afirmó que era un tirano. En blanco y negro ¿qué tan ciertas son estas imputaciones?

En sentido estricto, desde la perspectiva de la transformación social, la discusión implica, contrastar la relación (o falta de ella) existente entre la democracia procedimental y la democracia participativa y la construcción del poder popular. Pero, dejemos de lado por ahora este asunto, y revisemos solamente si la vida política venezolana cumple con los rasgos principales de una democracia representativa.

A raíz la muerte de Hugo Chávez, el vicepresidente Nicolás Maduro asumió, provisionalmente, la presidencia de Venezuela, el 8 de marzo de 2013. Casi un mes después, el 14 de abril, ganó las elecciones presidenciales para un periodo de seis años (hasta 2019), con una diferencia de más de 200 mil votos con respecto a su más cercano competidor, el derechista Henrique Capriles. Maduro fue democráticamente electo como legítimo mandatario de la República Bolivariana de Venezuela.

En una dictadura no se celebran elecciones. Sin embargo, en Venezuela hay comicios y consultas públicas regularmente. Desde que Hugo Chávez asumió la Presidencia de la República en 1999 ha habido innumerables comicios: cuatro presidenciales (cinco, si se cuenta el que ganó Chávez por primera ocasión en 1998), cuatro parlamentarias, seis regionales, siete municipales y dos para Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Se han efectuado, además, seis referendos, incluyendo el de 2004 que ratificó como jefe del Ejecutivo al hijo de Sabaneta.

Casi todas las elecciones nacionales han sido ganadas claramente por el chavismo. Sólo en dos ha triunfado la oposición (una, parlamentaria, en 2015). En las demás fue derrotada. Eso no le ha impedido conquistar algunas gobernaciones y otros gobiernos locales.

Venezuela tiene un sistema político multipartidista, con grandes facilidades para hacer coaliciones electorales. El principal agrupamiento opositor, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), está integrado por 19 partidos. Decenas de partidos hacen política abierta y participan en las elecciones. Los requisitos legales para formarlos son mucho más flexibles que en México.

En la Asamblea Nacional, los pueblos indígenas tenían derecho a tres diputados, elegidos en tres circunscripciones electorales. En la actual Asamblea Nacional Constituyente participan ocho representantes indígenas, electos en un primer momento según sus usos y costumbres, en casi 3 mil 500 asambleas.

El sistema electoral venezolano garantiza comicios libres y justos. Sus resultados pueden ser fácilmente verificables. El ex presidente de Estados Unidos James Carter, crítico de Hugo Chávez, lo ha avalado en distintas ocasiones. “De las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo”, declaró el ex mandatario.

Se dice que en Venezuela no hay libertad de expresión y que los medios de comunicación están controlados por el Estado. Cualquiera que haya pisado ese país y haya prendido el televisor, la radio o revisado en los kioscos la prensa local sabe que eso no es cierto. Primero, porque la mayoría de los medios están en manos privadas. Y, segundo, porque en ellos se dicen libremente las peores barbaridades imaginables, incluyendo insultos racistas contra Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Se convocan a movilizaciones ¡contra la dictadura! ¿Cuál tiranía permite que un periódico la califique como tal?, se pregunta el escritor Luis Britto.

En Venezuela, los medios de comunicación privados (la mayoría opositores) son hegemónicos. En 2014, explica Britto, operaban en Venezuela 2 mil 896 medios: 65.18 por ciento estaba en manos de particulares; 30.76 por ciento era comunitario, y apenas 3.22 por ciento era de servicio público.

En la radiodifusión funcionaban 1 mil 598 emisoras privadas, 654 comunitarias y apenas 80 de servicio público. En la televisión de señal abierta 55 canales eran privados, 25 comunitarios y apenas ocho de servicio público.

En Venezuela no hay limitaciones a la libertad de asociación, reunión y protesta. Basta revisar la prensa para documentar que en los últimos 18 años ninguno de esos derechos ha sido proscrito en Venezuela; por el contrario, la oposición ha hecho uso de ellos ¡hasta para llamar a deponer a los presidentes Chávez y Maduro! Las protestas han sido disueltas cuando los opositores ejercen la violencia y llaman a delinquir.

Leopoldo López no es un demócrata, sino un fascista. No es un preso de conciencia, es un delincuente. Se encuentra bajo prisión domiciliaria no por simpatizar con el dictador Francisco Franco, sino por participar e impulsar los delitos de incendio y daños que se ejecutaron como parte del plan de derrocamiento contra el presidente Maduro llamado La salida.

Pero, la democracia es mucho más que un asunto procedimental. Y si, como señaló Abraham Lincoln, democracia es el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, lo que hay en Venezuela es una democracia mucho más profunda de lo que admiten sus críticos. Es una democracia sustantiva que se hace realidad desde el poder de las comunas, expresión de autogobierno popular en un territorio, con recursos, competencias y facultades propias. (Véase, de Marco Teruggi, Lo que Chávez sembró: testimonios desde el socialismo comunal).

El Estado comunal es, según la legislación venezolana, la “forma de organización política social, fundada en el Estado democrático y social de derecho y de justicia […] en la cual el poder es ejercido directamente por el pueblo, con un modelo económico de propiedad social y de desarrollo endógeno sustentable.

Ciertamente, muchas críticas se pueden hacer al modelo venezolano. Pero, en blanco y negro, afirmar que Venezuela es una dictadura y su presidente Nicolás Maduro es un tirano es una calumnia. La democracia venezolana es mucho más profunda que la que existe en la mayoría de los países cuyos gobiernos denuestan su revolución.




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Autor: Juan Antonio Arcos Sánchez. Con tecnología de Blogger.

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