martes, 15 de agosto de 2017

¿Cuál fue la última foto que te dejó completamente hechizado? ¿La recuerdas? Apuesto que aquella era una foto llena de vida, transmitía cosas. No era una simple composición de colores y formas. Había algo en esa foto. Si la tienes a mano, vuélvela a mirar por favor.
Toda gran fotografía es una fotografía narrativa. Las fotos chulas, impresionantes, que te quitan el habla y te dejan fascinado, todas te cuentan algo. Todas guardan una historia en su interior.
En el artículo de hoy te voy a introducir al apasionante y adictivo mundo de contar historias a través de una fotografía. Te explicaré los elementos que necesitas incluir en tu trabajo fotográfico para que éste “cuente” realmente algo, y te desvelaré algunos métodos para llevar al espectador y conducirlo a través del argumento de tu historia con total comodidad. A lo largo del texto también te mostraré algunos ejemplos prácticos donde podrás ver cada uno de los aspectos que vamos comentando.
Ponte cómodo y prepárate porque al final del artículo te voy a pedir que practiques lo aprendido en este artículo.
Vamos al grano.
Fotografía Narrativa
Fotografía Narrativa

La parte más fascinante de la fotografía son las pequeñas historias que cuenta

A diferencia de una película, que dura su hora y media o dos, una obra de teatro, o una novela que tardas un día o una semana en leer, una foto es un disparo momentáneo. Con una foto captas aquello que está sucediendo en una milésima de segundo, una “foto fija” y nunca mejor dicho. Esto hace que contar historias parezca, de entrada, una tarea nada fácil. ¿Cómo vas a contar toda una historia en una foto fija, inanimada, que no se mueve? Si ni siquiera es una serie de fotografías, ni una secuencia por lo menos.
Precisamente, lo que convierte la fotografía en algo fascinante es la sutileza con que nos atrapa y nos sumerge en la emoción y en la historia que nos intenta transmitir. Una película puede necesitar 90 minutos, o 15 minutos aunque sea (si es cortometraje) para llevarte a un punto emocional. Una foto viene a ser un concentradísimo chute emocional, una microhistoria contada, de principio a fin, con todo lujo de detalle, en lo que tarda uno en pestañear.
A continuación te explico algunos elementos que necesitas incluir en tu fotografía para asegurarte de que ésta transmita una historia. Toma buena nota.

Elementos imprescindibles en una fotografía narrativa

Para que tu foto cuente una historia, no necesitas incluir forzosamente todos estos puntos, pero son elementos “ambientadores” que, cuantos más sean, más fácil le resultará al espectador percibir la historia que le cuentas.
  • Un contexto físico: Una localización, el lugar donde sucede la foto, donde ocurre la pequeña historia que estamos contando. Puede ser una ciudad, una calle, el salón de una casa, o el interior del pétalo de una flor si lo que cuentas es la historia de una mariquita. Tiene que ser relativamente fácil deducir de tu foto la naturaleza del lugar en el que ha sido tomada. No que se sepa la ciudad en concreto, ni el nombre de la calle ni nada de eso. Simplemente que se entienda que es una foto tomada en una calle, en la playa, al lado de un arbol o en el interior de una cafetería. Esto es una referencia física que indudablemente ayudará al espectador a recrear la historia.
  • Un contexto temporal: ¿Puedes, de manera visual, transmitir una referencia del momento en el que se tomó la fotografía? Las fotografías que expresan un momento del día como el amanecer, atardecer, o que llevan algún tipo de referencia horaria, año, etc., suelen transmitir mayor carga narrativa que una foto en la que, por mucho que mires, no encuentras ninguna indicación temporal. Asegúrate de incluir siempre una referencia temporal en tu foto.
    Cuidado: si bien tienes que indicar el momento en que se desarrolla la foto, tú eliges si lo quieres indicar de manera explícita o implícita. Que no sea demasiado implícita porque no todo el mundo lo va a “sentir”, pero por ejemplo un chico repartiendo periódicos en bici es una clara indicación temporal de la mañana. Las sombras alargadas en el suelo indicarían también momentos como la mañana o la tarde. Un suelo mojado es una magnífica indicación temporal: un día lluvioso.
    Complicidad, a las 7 de la mañana
    Complicidad, a las 7 de la mañana
  • Un contexto emocional: En tu foto, asegúrate de tener bien definida una emoción predominante. Puede haber varias emociones en una misma foto, pero una tiene que dominar y quedarse plasmada en la retina del espectador.
    La dirección visual que hayas escogido para tu foto tiene que acompañar esta emoción dominante. Sería difícil reflejar sentimientos como el miedo o la soledad con una foto de colores cálidos y vívidos, de la misma manera que una foto de color predominante gris, con una composición llena de espacios negativos, es difícil que cuente historias de alegría (imposible en fotografía no hay nada, digo difícil).
  • Un elemento protagonisa: Y digo “elemento” porque puede ser persona, puede ser objeto, paisaje, animal, cualquier cosa es susceptible de convertirse en un buen protagonista de una foto, pero define contigo mismo un protagonista. Di “la persona o cosa protagonista de mi foto es ésta, o aquella”. No lo dejes al azar, no dispares por disparar, a ver qué sale.
    Pequeño truco: los humanos, por naturaleza, somos más empáticos con otros humanos que con un objeto. En consecuencia, te resultará mucho más fácil contar historias protagonizadas por una persona que por una pelota de beisbol. No quiere decir esto que no se pueda contar una historia mediante una foto sin que aparezcan personas. Para nada. Pero a los humanos, las historias que nos cautivan y nos embargan emocionalmente son aquellas en las que vemos, sentimos o notamos a otras personas. Me da igual que no salgan personas en la foto, el elemento protagonista puede ser un simple zapato, pero un zapato que contará la historia de una persona. La presencia de personas, directa o indirectamente, es clave en una historia. La persona no tiene que aparecer necesariamente en la foto, pero sí deducirse en el contexto de la historia.
    Lo mismo vale para cualquier otro tipo de seres vivos animados. Las mascotas son un excelente personaje para construir una historia.
    Cuando observas la foto de esta bici solitaria, te es difícil evitar pensar automáticamente en su dueño.
    El ausente dueño de la bici
    El ausente dueño de la bici

Cómo unirlo todo: el guión

Como decía antes, a diferencia de una película o novela, donde hay un guión que avanza cronológicamente, y que el lector o espectador consume poco a poco, una foto es una microhistoria contada en una fracción de segundo. No por eso no va a tener guión. Las fotos tienen su propio guión también. Un guión que el espectador consume en una fracción de segundo también.
¿Cómo?
En una foto pones todos los elementos de la historia a disposición del espectador, pero mantienes todo el control sobre por dónde se tiene que empezar la lectura de la fotografía y dónde tiene que terminar. Dispones de infinidad de recursos y técnicas que te permiten guiar al espectador dentro del encuadre y transportarle de un elemento a otro, centrando su atención en un elemento de mayor protagonismo, o dejando que se percate de un detalle de fondo sólo pasados unos segundos. Aquí tienes sólo algunos ejemplos de recursos que puedes usar para trazar el recorrido que el espectador, inconscientemente, seguirá cuando vea tu foto:
  1. La luz: Las zonas más iluminadas dentro del encuadre serán donde aterrice la mirada del espectador primero, para después ir a explorar las zonas de menos luz.
  2. Curvas, líneas y puntos de fuga: Dentro de una composición, los puntos de fuga y los elementos lineales son una perfecta manera de conducir al espectador en la “lectura” de la fotografía.
  3. Profundidad de campo: Los enfoques y desenfoques son otro recurso que facilita el conducir la mirada y la atención de quien contempla la foto. Por sabiduría de la naturaleza nuestro cerebro dirige nuestra mirada primero hacia la zona más enfocada, para después recorrer las otras zonas de menos enfoque.
  4. La mirada: Si quieres dirigir la atención en una dirección determinada, haz que el sujeto mire para allá. Por naturaleza, somos curiosos. Al mirar una fotografía lo normal es que dirijamos nuestra mirada hacia aquello que el sujeto parezca mirar. En cuanto al orden, primero miramos los ojos del sujeto, y ya en segundo lugar buscamos aquello que está mirando.
    Un grupo de 4 sujetos, 3 de ellos mirando al cuarto: automáticamente centramos nuestra atención en el cuarto personaje. Damos por hecho que es el sujeto protagonista.
  5. Dirección natural: A menos que el fotógrafo aporte elementos que modifiquen la trayectoria de la mirada del espectador (como los puntos anteriores), lo natural es que recorramos una fotografía de abajo hacia arriba, y de izquierda a derecha. Tenlo en cuenta a la hora de montar tu composición.

La prueba del algodón: el título

Acabas de tomar una foto. Has plasmado en ella una magnífica historia, según tú. Pero no estás seguro de si los demás serán capaces de encontrarla.
Un pequeño truco que puedes utilizar para cerciorarte de tener un buen contenido narrativo en tu foto es asignándole un título. Parece una tontería, pero si eres capaz de verbalizar, mediante palabras, la pequeña historia de tu foto, entonces habrás dado en el clavo.
Ojo, el título no puede ser una simple descripción visual de la foto. “Niño sentado en una silla, con una piruleta en la mano derecha” no nos vale como título. Buscamos un título que toque la emoción como lo haría la propia foto. Si nos resulta imposible dar con un título mínimamente profundo, si todos los títulos que se nos ocurren son meras descripciones de lo que vemos en la foto, hay una alta probabilidad de que la foto no contenga nada profundo.

Ejemplos prácticos de una buena fotografía narrativa

No hay nada mejor que unos cuantos ejemplos para ilustrarte lo que es una buena fotografía narrativa.

Tu turno

No te hace mejor fotógrafo la cantidad de palabras que lees 😉 sino las fotos que tomas. Quiero que practiques la fotografía narrativa en tus próximas fotos. Disparar con una pequeña historia en mente te abrirá nuevas posibilidades fotográficas. En cuanto consigas tu primera foto narrativa de verdad, te darás cuenta de que tus otras fotos, faltas de historia o de emoción, en el fondo carecían de alma.
Incluir una historia, mensaje, idea o emoción te hará grande.
Si has disfrutado con esta lectura, exprésalo por favor 😉

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Autor: Juan Antonio Arcos Sánchez. Con tecnología de Blogger.

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