La parte más fascinante de la fotografía son las pequeñas historias que cuenta
Elementos imprescindibles en una fotografía narrativa
- Un contexto físico: Una localización, el lugar donde sucede la foto, donde ocurre la pequeña historia que estamos contando. Puede ser una ciudad, una calle, el salón de una casa, o el interior del pétalo de una flor si lo que cuentas es la historia de una mariquita. Tiene que ser relativamente fácil deducir de tu foto la naturaleza del lugar en el que ha sido tomada. No que se sepa la ciudad en concreto, ni el nombre de la calle ni nada de eso. Simplemente que se entienda que es una foto tomada en una calle, en la playa, al lado de un arbol o en el interior de una cafetería. Esto es una referencia física que indudablemente ayudará al espectador a recrear la historia.
- Un contexto temporal: ¿Puedes, de manera visual, transmitir una referencia del momento en el que se tomó la fotografía? Las fotografías que expresan un momento del día como el amanecer, atardecer, o que llevan algún tipo de referencia horaria, año, etc., suelen transmitir mayor carga narrativa que una foto en la que, por mucho que mires, no encuentras ninguna indicación temporal. Asegúrate de incluir siempre una referencia temporal en tu foto.
Cuidado: si bien tienes que indicar el momento en que se desarrolla la foto, tú eliges si lo quieres indicar de manera explícita o implícita. Que no sea demasiado implícita porque no todo el mundo lo va a “sentir”, pero por ejemplo un chico repartiendo periódicos en bici es una clara indicación temporal de la mañana. Las sombras alargadas en el suelo indicarían también momentos como la mañana o la tarde. Un suelo mojado es una magnífica indicación temporal: un día lluvioso. - Un contexto emocional: En tu foto, asegúrate de tener bien definida una emoción predominante. Puede haber varias emociones en una misma foto, pero una tiene que dominar y quedarse plasmada en la retina del espectador.
La dirección visual que hayas escogido para tu foto tiene que acompañar esta emoción dominante. Sería difícil reflejar sentimientos como el miedo o la soledad con una foto de colores cálidos y vívidos, de la misma manera que una foto de color predominante gris, con una composición llena de espacios negativos, es difícil que cuente historias de alegría (imposible en fotografía no hay nada, digo difícil). - Un elemento protagonisa: Y digo “elemento” porque puede ser persona, puede ser objeto, paisaje, animal, cualquier cosa es susceptible de convertirse en un buen protagonista de una foto, pero define contigo mismo un protagonista. Di “la persona o cosa protagonista de mi foto es ésta, o aquella”. No lo dejes al azar, no dispares por disparar, a ver qué sale.
Pequeño truco: los humanos, por naturaleza, somos más empáticos con otros humanos que con un objeto. En consecuencia, te resultará mucho más fácil contar historias protagonizadas por una persona que por una pelota de beisbol. No quiere decir esto que no se pueda contar una historia mediante una foto sin que aparezcan personas. Para nada. Pero a los humanos, las historias que nos cautivan y nos embargan emocionalmente son aquellas en las que vemos, sentimos o notamos a otras personas. Me da igual que no salgan personas en la foto, el elemento protagonista puede ser un simple zapato, pero un zapato que contará la historia de una persona. La presencia de personas, directa o indirectamente, es clave en una historia. La persona no tiene que aparecer necesariamente en la foto, pero sí deducirse en el contexto de la historia.
Lo mismo vale para cualquier otro tipo de seres vivos animados. Las mascotas son un excelente personaje para construir una historia.
Cuando observas la foto de esta bici solitaria, te es difícil evitar pensar automáticamente en su dueño.
Cómo unirlo todo: el guión
- La luz: Las zonas más iluminadas dentro del encuadre serán donde aterrice la mirada del espectador primero, para después ir a explorar las zonas de menos luz.
- Curvas, líneas y puntos de fuga: Dentro de una composición, los puntos de fuga y los elementos lineales son una perfecta manera de conducir al espectador en la “lectura” de la fotografía.
- Profundidad de campo: Los enfoques y desenfoques son otro recurso que facilita el conducir la mirada y la atención de quien contempla la foto. Por sabiduría de la naturaleza nuestro cerebro dirige nuestra mirada primero hacia la zona más enfocada, para después recorrer las otras zonas de menos enfoque.
- La mirada: Si quieres dirigir la atención en una dirección determinada, haz que el sujeto mire para allá. Por naturaleza, somos curiosos. Al mirar una fotografía lo normal es que dirijamos nuestra mirada hacia aquello que el sujeto parezca mirar. En cuanto al orden, primero miramos los ojos del sujeto, y ya en segundo lugar buscamos aquello que está mirando.
Un grupo de 4 sujetos, 3 de ellos mirando al cuarto: automáticamente centramos nuestra atención en el cuarto personaje. Damos por hecho que es el sujeto protagonista. - Dirección natural: A menos que el fotógrafo aporte elementos que modifiquen la trayectoria de la mirada del espectador (como los puntos anteriores), lo natural es que recorramos una fotografía de abajo hacia arriba, y de izquierda a derecha. Tenlo en cuenta a la hora de montar tu composición.
La prueba del algodón: el título
Un pequeño truco que puedes utilizar para cerciorarte de tener un buen contenido narrativo en tu foto es asignándole un título. Parece una tontería, pero si eres capaz de verbalizar, mediante palabras, la pequeña historia de tu foto, entonces habrás dado en el clavo.
Ejemplos prácticos de una buena fotografía narrativa
Tu turno
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