sábado, 9 de abril de 2016
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Recorte presupuestal puede impactar bienestar de la población, advierte centro Espinosa Yglesias.
Gasto público es ajustado por menores ingresos petroleros: Bank of America-Merrill Lynch.
Roberto González Amador
Periódico La Jornada
Sábado 9 de abril de 2016, p. 20
Una ráfaga de choques externos terminará por debilitar la actividad de la economía mexicana este año, en un momento en que las finanzas del país son ajustadas para compensar menores ingresos petroleros, consideró la firma estadunidense Bank of America-Merrill Lynch.
Además del efecto en la actividad, la reducción en el gasto público anunciada por el gobierno federal para el siguiente año puede tener un impacto en las posibilidades de movilidad social y en el ingreso y el bienestar a largo plazo de los mexicanos, argumentó por su parte el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
El primero de abril pasado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) anticipó que el presupuesto de 2017 será recortado en 175 mil 100 millones de pesos, respecto del aprobado para este año, debido a la continua caída en el precio de exportación de petróleo y en la producción nacional de crudo. Aunque ha disminuido su peso en los ingresos nacionales, la actividad petrolera financia actualmente 18 de cada 100 pesos del gasto público.
La disminución en el gasto de 2017 se suma al recorte por 132 mil 300 millones de pesos en el presupuesto de 2016, anunciado por la SHCP en febrero pasado, motivado también por la caída en el precio del petróleo y la disminución en la producción del energético. Este año, el precio programado del crudo es de 49 dólares por barril y de 35 dólares para el siguiente. Ayer, la mezcla mexicana de crudo de exportación se negociaba en 31.13 dólares por barril, de acuerdo con Petróleos Mexicanos.
La economía mexicana desacelerará su crecimiento a 2.25 por ciento este año, después de un avance de 2.5 por en 2015, anticipó Bank of America Merrill Lynch. La menor actividad, expuso, será consecuencia de la reducción en el gasto del gobierno, la inversión y, hasta cierto punto, el consumo, sin que haya una compensación por parte de las exportaciones”.
México se está ajustando a menores ingresos petroleros, débil demanda de sus exportaciones manufactureras (poco más de 80 por ciento de ellas tienen como destino Estados Unidos) y a la normalización de la política monetaria estadunidense, a través de forzar un aumento en el ahorro mediante un menor gasto público y tasas de interés más altas, comentó Carlos Capistrán, economista en jefe para México de la firma financiera.
Es este entorno el que, dijo, se constituye como una ráfaga de choques externos adversos que acabará por desacelerar la actividad en el país. México, como otros mercados emergentes, afronta varios choques externos adversos.
Los menores precios del petróleo, junto con una caída en la producción petrolera, pueden ser interpretados como un choque permanente para los ingresos del sector público. La debilidad en el sector manufacturero de Estados Unidos se ha traducido en un choque de demanda externa negativo para las exportaciones mexicanas. La normalización de la política monetaria de Estados Unidos, incluyendo la incertidumbre que la rodea, también incrementa el costo de financiamiento de México y la aversión al riesgo global. Y está la amenaza de un yuan más débil de lo esperado, lo cual podría impactar la competitividad de las exportaciones mexicanas, apuntó.
Afectación a los más pobres
Las reducciones en el gasto público son de reconocerse por el compromiso de las autoridades con la estabilidad macroeconómica, consideró el CEEY. También, agregó, “muestran la innecesaria dependencia que tiene el gobierno de los ingresos petroleros.
El recorte del gasto en algunos rubros puede tener un impacto en las posibilidades de movilidad social y en el ingreso y bienestar de largo plazo de los mexicanos, lo que lo hace incongruente con el principal objetivo de mantener la estabilidad macroeconómica para asegurar el crecimiento, consideró.
Los dos recortes, el de febrero pasado y el anunciado para el próximo año, afectan programas de servicios públicos en el sector agropecuario orientados a mejorar la productividad y el valor agregado; también los relacionados con educación pública e investigación científica; atención a la salud.
Los recortes probablemente afectarán a los más pobres, lo que los hace regresivos, añadió el centro.
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